Enviada por S.S. Guru Prasad Swami Maharaja.
Traducido al español por Asadharana Devi Dasi.
25 Febrero 2008
Tat te 'nukampam su-samiksamano, éste es uno de los versos más frecuentemente citados del Srimad Bhagavatam por nuestro querido Guru Maharaja, Srila Prabhupada. ¿Quién es digno de alcanzar la suprema liberación, de ir de vuelta a casa, de vuelta a Dios? Aquél que incluso en las situaciones más dolorosas, más difíciles puede juntar sus manos y postrarse ante Krsna con gratitud pensando: "yo merezco algo peor Krishna", es fácil decirlo, pero presenciarlo es algo tan hermoso.
Hacia el final de la vida de Bhakti-Tirtha Swami Maharaja en este mundo, el cáncer estuvo lacerando su cuerpo, nunca había visto algo semejante. Todos los días pasaría algunas horas con él leyendole los libros de Srila Prabhupada, hablando del Señor Caitanya, del Señor Krishna, de Vrindavan. Él hizo un regla que durante mi tiempo con él no se deberían abordar otros temas sino únicamente glorificación de Krishna, del Señor Caitanya, de Srila Prabhupada y de los Vaisnavas, nunca he experimentado tal intimidad con otro ser humano, cuando el centro de nuestra atención es el de amorosamente tratar de ayudarse mutuamente a recordar a Krishna, tratando de entusiasmarse con amor mutuamente para servir a Srila Prabhupada. Inténtenlo, no es de este mundo.
Un día mientras hablábamos, estando recostados él comenzó a llorar y dijo: "Maharaja, estamos en el mundo espiritual, estamos en Vrindavan, ¿no lo percibes?"
Yo le respondí: "No" [risas].
Él dijo: "¿no lo percibes? ¡Estamos en Vrindavan!, ¿Qué es Vrindavan?, donde hay un intercambio amoroso en glorificar, eso es Vrindavan, hemos logrado el objetivo final de la vida", lo dijo con tanta convicción que realmente le creí que estaba en Vrindavan [risas], fue increíble, eso era el mundo espiritual.
En otra ocasión Ekavira Prabhu lo levantó y lo puso en una silla y yo le leía, hablaba de Krishna con él y él siempre estuvo con una profunda atención. Por lo general él era como un gran general dirigiendo el poder militar, predicando. Recuerdo aquella vez en Mayapur cuando dio esa estupenda clase, él estaba tan cargado emocionalmente que mientras estaba hablando su gorra salió volando de su cabeza [risas] y todos exclamaron "¡Ooooh!".
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