Carta de Su Santidad Bhakti Caru Swami
Traducción: Bhaktin Marilia Souza
Enviado por Lilananda Prabhu del Brazilian Forum
Mi Última Conversación con Su Santidad Bhakti Tirtha Maharaja
Mumbai, 11 de mayo de 2005, 21:30 Hs.
Hoy en día, dondequiera que vaya, tengo la propensión a hablar sobre Bhakti Tirtha Maharaja. Fui a Bombay esta mañana. A la tarde, Brajahari Prabhu, el Presidente del Templo de Bombay, vino a verme y nuestra conversación fue conducida gra-dualmente a Bhakti Tirtha Maharaja. Durante esa conversación, se me ocurrió telefonear a Gita-Nagari para saber cómo estaba Maharaja. Yo pensaba preguntar sólo por las condiciones de salud de Maharaja. Sin embargo, cuando la devota atendió el teléfono y supo que era yo, insistió en llevar el teléfono hasta Maharaja y preguntarle si quería hablar conmigo.
La voz de Maharaja sonaba fuerte y resonante como siempre, y él casualmente mencionó que le quedan pocos días de vida. De ningún modo parecía preocupado por dejar su cuerpo. En vez de ello, hablaba sobre los efectos positivos que esta situación estaba causando. Él mencionó que recientemente, en un festival en Nueva Vrindavana, cuando estaban exhibiendo una cinta con una de sus clases, todos los devotos presentes comenzaron a llorar. Después del festival del último domingo, cerca de 35 devotos fueron a Gita-Nagari para verlo, y él tuvo un maravilloso intercambio con ellos.
Le dije que el penúltimo domingo había hablado sobre él durante la clase del festival de domingo en Durban, y que después de la clase, cuando anuncié que su último libro, el Guerrero Espiritual, acababa de llegar y les pedí que tomaran un ejemplar, cerca de 100 personas hicieron fila para conseguir el libro. En apenas 15 minutos, distribuí 96 copias. Él dijo que había oído al respecto y me agradeció enormemente.
Mencionó que Jayapataka Maharaja fue a verlo. El encuentro fue memorable. Él tuvo una larga conversación con Maharaja y le dio gran alegría poder estar con él. Jayapataka Maharaja quedó muy emocionado y se rehusó a aceptar que él pronto dejará este mundo. Decía que Krishna es Yogesvara y puede realizar cualquier milagro. Esto también me hizo pensar que sería tan maravilloso si Krishna realizara tal milagro. Cuando le dije esto, él desaprobó la idea: “No, no hay necesidad”. Él dijo: “Es mejor que yo me vaya. A decir verdad, la forma en que estoy dejando el mundo tendrá un efecto mayor que mi permanencia”.
Con voz reflexiva, comenzó a hablar: “Soy de naturaleza pesada. Soy un tanto impetuoso, rudo, agresivo y apasionado. Y como resultado de ello, muchos devotos con frecuencia no me comprendieron. Ellos también reaccionan de manera pesada y no llegan a ver mi verdadera intención. Consecuentemente, nos enredamos en conflictos y se desenvuelve animosidad. No es bueno que los sadhus se vuelvan enemigos unos de otros. Si aquellos que deben difundir amor por todo el mundo comienzan a odiarse unos a otros, entonces, quién salvará al mundo? Yo quería amar a todos, pero puedes ver lo que ocurrió. De esa forma, es mejor que parta. Entonces, probablemente todos comenzarán a reconsiderar mis intenciones y a comprenderme mejor. Siento que ahora puedo rendir un mejor servicio partiendo que permaneciendo. Una joven de Australia escribió: Guru Maharaja tuvo que morir antes que nos volviésemos un poco más serios”.
“Yo simplemente quiero ser como una marioneta en la mano de Srila Prabhupada. Déjalo hacer lo que quiera hacer conmigo. Vivir o morir, qué diferencia hay? En definitiva, la muerte es sólo una cuestión de cambio de cuerpo. Ahora puedo ver, por todo lo que está ocurriendo conmigo, que mi corazón se abrió tanto. Es tan maravilloso volverse libre del falso ego, libre de todas las impurezas del corazón”.
Yo sentí una ola de emoción. Mi corazón dolía con el pensamiento que el devoto que fue siempre tan ejemplar y que alcanzó el ápice de su pureza espiritual, pronto estaríamos desprovistos de su asociación. Podríamos haber sacado más ventaja de él y enriquecido, pero esa buena fortuna no va a durar mucho tiempo. Cuando comencé a expresar ese sentimiento, él rió consigo y me dijo con su forma usual, como niño: “Sabes, suenas como Prabhupada. Siempre estimulando. Y el ruido en la línea telefónica también está haciendo sonar tu voz exactamente como la suya. Debe ser un arreglo de Krishna. A través de ti, Él está tratando de enseñarme alguna cosa”.
Le pregunté si la última carta que él escribió a los devotos fue realmente la última. Él respondió: “Sí, esa es mi última carta para la comunidad de los devotos. No voy a comunicarme más en este plano, pero voy a comunicarme en algún otro plano. Al final, nuestra relación es eterna, y aquellos que son puros continuarán juntos y servirán juntos. Estoy tan feliz de tener un hermano espiritual como tú...”.
Él comenzó a glorificarme. Empezó a recordar cómo me trataba Srila Prabhupada y derramó tanta misericordia sobre mí. Me sentí avergonzado de oír aquello, qué decir de escribir sobre esto para que todos lean. Por tal motivo, no voy a escribir eso.
Entonces, cuando le expresé mi vergüenza, él respondió diciendo: “No estoy adulándote. ¿Qué ganaría un moribundo al adular a alguien?”
Habló sobre la importancia de nuestro movimiento y de la necesidad de pureza y liderazgo inmotivado. Él continuó enfatizando la necesidad de liderazgo honesto y poderoso, en el cual todos puedan confiar y seguir sin ninguna duda o reserva. Sólo cuando los seguidores tengan dicha confianza en los líderes, se entregarán incondicionalmente.
Le dije que ése era el por qué precisamos de un líder como él para quedarse y guiarnos. Sólo él podía hacer el tipo de prédica que estaba haciendo, a los más altos líderes de este mundo, dejando una impresión tan profunda en sus corazones. Incluso aquellos que fueron enemigos de nuestro movimiento se volvieron favorables después de encontrarlo y hablar con él. El ex-Primer Ministro de Mauricio, el Sr. Jagannatha, fue una de estas personas.
Recordé su discurso en la Conferencia Mundial Hindú en Durban, donde fue uno de los oradores clave. Su discurso fue tan bien recibido que todos se levantaron y continua¬ron aplaudiendo por largo tiempo. Se ganaba el corazón de todos dondequiera que fuese.
Él dijo: “Yo oro a Srila Prabhupada para seguir sirviéndolo. He sido capaz de servirlo por medio de este cuerpo, y ha sido una gran experiencia. Ahora tengo que dejar este cuerpo porque ya no es adecuado para rendir ningún servicio. Realmente ansío un cuerpo mejor y una situación mejor para continuar con mi servicio”.
Siento una inmensa gratitud hacia Srila Prabhupada. Pude ver en la práctica, debido a sus enseñanzas, cómo esta alma afortunada alcanzó la perfección espiritual. Lo que leí en las páginas de las escrituras se ha demostrado en forma práctica a través de este maravilloso hermano espiritual. No pude contener mi emoción y comencé a decirle: “Me siento tan afortunado de haberme conectado contigo. Lograste tu perfección espiritual. Trascendiste el cuerpo y te volviste perfectamente situado en tu identidad espiritual. Conquistaste la muerte y alcanzaste la más elevada perfección espiritual. En las Escrituras, esto se describe como Svarupa siddhi —la perfección de la identidad espiritual del individuo. Esa es la etapa en la que el alma espiritual, aún estando en el cuerpo material, está liberada. Esa es la etapa de Jivan mukta”.
Él probablemente se sintió un poco avergonzado y dijo: “Es gentil de tu parte decir estas cosa sobre mí”.
Yo seguí expresando mi angustia ante el pensamiento de perderlo, mi muy querido hermano espiritual y amigo, de quien tuve tanto que aprender y que podría haberme ayu¬dado tanto en mi viaje a los pies de loto de Srila Prabhupada. No pude encontrar ninguna justificación posible para este arreglo de Krishna.
Él me aseguró: “No te preocupes, después que me vaya, iré hasta ti. Continuaremos comunicándonos uno con otro. Tú sabes que el plano físico no es el único plano para las relaciones de uno con otro. El plano real es el espiritual, y en ese plano estamos eternamente relacionados el uno con el otro”.
Le pedí: “Por favor, haz eso. Estarás en una posición mucho mejor para comunicarte desde ese plano, y por favor, bendíceme para que pueda librarme de todos mis anarthas para comunicarme contigo”
Él me aseguró que haría eso. Entonces, luego de una pequeña pausa, dijo: “Si yo muero mañana, estoy feliz por haber tenido esta conversación contigo”.
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